miércoles, 19 de noviembre de 2014

LA HISTORIA DE JACINTO


¡MENUDA AVENTURA LA DE JACINTO!





           Érase una vez un joven chaval, llamado Jacinto. Tenía veinte años y era de un pueblecito gallego. No tenía ningún hermano, así que se aburría mucho. 

           Tras estar unos meses pensando en un viaje a Paris, encendió el ordenador y se metió en Trivago. Estuvo salseando un buen rato, hasta que encontró un ofertón: un viaje a Paris para una persona y cuatro noches por solo 20 euros la noche. Reservó el hotel y se fue tan tranquilo a la cama.

           Al día siguiente se levantó de muy buen humor. Desayunó y salió a dar una vuelta. Por la calle, saludaba a todo el mundo. Entró en una cafetería y le dijo al camarero:

-¡Sácame lo que quieras, que mañana ya no voy a estar aquí!
-¿A dónde vas?-le dijo el camarero a Jacinto.
-Me voy de vacaciones a Paris.-le respondió el joven.

          A la tarde, Jacinto estuvo muchísimo tiempo haciendo la maleta. Cenó y se fue a la cama. Al día siguiente, se levantó y se fue a la parada del tren. A tan buen precio no se puede exigir un avión, claro.

         El tren estaba muy lleno. Jacinto, estaba sentado al lado de una abuelita que iba a Paris a visitar a sus nietos. Jacinto se durmió. A mitad de camino él sintió un giro brutal del tren. El tren se había descarrilado. Solo Jacinto consiguió salvarse.

         Como el tren se había descarrilado, no podía ir  a Paris, así que se quedó en el pueblo del descarrilamiento. Llegó a la entrada de Liliput, y de lo cansado que estaba, se quedó dormido allí. Al despertarse, se encontró rodeado por unos seres enanos. Los enanos le preguntaron quién era. Y tras mantener una larga conversación le dejaron levantarse. Los enanos le enseñaron el pueblo a Jacinto, y le dieron de comer. Para dar de comer a Jacinto, tenían que darle la comida de cinco personas, porque si no, no se llenaba.
Le hicieron una casa para que viviera allí, un rascacielos para ellos.
Pasó un año, Jacinto estaba paseando por el monte, cuando de repente vió al país vecino preparar unos barcos de ataque a Liliput. Jacinto se lo dijo al rey, y el rey se lo informó a todo el pueblo. Jacinto, como era gigante comparado con los demás, fue al país vecino por el mar, les quitó los barcos, y se los llevó a Liliput.

           Los liliputienses atacaron al país vecino como venganza, y por supuesto, ganaron. Así, el país vecino y Liliput decidieron hacerse amigos. Tras ello, decidieron ser un país y no dos.

           Pasaron unos días, Jacinto estuvo pensando, y le dijo al rey:
-Debo irme de aquí, supongo muchos gastos. Para darme de comer a mí, tenéis que quitarles comida a cinco personas. ¡Debo irme!
El rey aceptó. Jacinto se iría en algún tren.

           Jacinto se fue feliz de allí, tras haber vivido una experiencia INOLVIDABLE.





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