¡MENUDA AVENTURA LA DE JACINTO!Érase una vez un joven chaval, llamado Jacinto. Tenía veinte años y era de un pueblecito gallego. No tenía ningún hermano, así que se aburría mucho. Tras estar unos meses pensando en un viaje a Paris, encendió el ordenador y se metió en Trivago. Estuvo salseando un buen rato, hasta que encontró un ofertón: un viaje a Paris para una persona y cuatro noches por solo 20 euros la noche. Reservó el hotel y se fue tan tranquilo a la cama. |
Al día
siguiente se levantó de muy buen humor. Desayunó y salió a dar una vuelta. Por
la calle, saludaba a todo el mundo. Entró en una cafetería y le dijo al
camarero:
-¡Sácame lo
que quieras, que mañana ya no voy a estar aquí!
-¿A dónde vas?-le
dijo el camarero a Jacinto.
-Me voy de
vacaciones a Paris.-le respondió el joven.
A la tarde,
Jacinto estuvo muchísimo tiempo haciendo la maleta. Cenó y se fue a la cama. Al
día siguiente, se levantó y se fue a la parada del tren. A tan buen precio no
se puede exigir un avión, claro.
El tren
estaba muy lleno. Jacinto, estaba sentado al lado de una abuelita que iba a
Paris a visitar a sus nietos. Jacinto se durmió. A mitad de camino él sintió un
giro brutal del tren. El tren se había descarrilado. Solo Jacinto consiguió
salvarse.
Como el tren
se había descarrilado, no podía ir a
Paris, así que se quedó en el pueblo del descarrilamiento. Llegó a la entrada
de Liliput, y de lo cansado que estaba, se quedó dormido allí. Al despertarse,
se encontró rodeado por unos seres enanos. Los enanos le preguntaron quién era.
Y tras mantener una larga conversación le dejaron levantarse. Los enanos le
enseñaron el pueblo a Jacinto, y le dieron de comer. Para dar de comer a
Jacinto, tenían que darle la comida de cinco personas, porque si no, no se
llenaba.
Le hicieron
una casa para que viviera allí, un rascacielos para ellos.
Pasó un año,
Jacinto estaba paseando por el monte, cuando de repente vió al país vecino
preparar unos barcos de ataque a Liliput. Jacinto se lo dijo al rey, y el rey
se lo informó a todo el pueblo. Jacinto, como era gigante comparado con los
demás, fue al país vecino por el mar, les quitó los barcos, y se los llevó a
Liliput.
Los
liliputienses atacaron al país vecino como venganza, y por supuesto, ganaron.
Así, el país vecino y Liliput decidieron hacerse amigos. Tras ello, decidieron
ser un país y no dos.
Pasaron unos
días, Jacinto estuvo pensando, y le dijo al rey:
-Debo irme
de aquí, supongo muchos gastos. Para darme de comer a mí, tenéis que quitarles
comida a cinco personas. ¡Debo irme!
El rey
aceptó. Jacinto se iría en algún tren.
Jacinto se
fue feliz de allí, tras haber vivido una experiencia INOLVIDABLE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario